¿Y si el estrés impulsara nuestro bienestar?

¿Y si el estrés impulsara nuestro bienestar?

Autora: Paula Estefanía

Cuando hablamos de estrés, solemos pensar en algo negativo: a menudo nos vienen a la mente imágenes de agotamiento y enfermedad. Sin embargo, ¿y si el cuerpo tuviera la capacidad de prosperar/mejorar gracias a ciertos tipos de estrés? Eso es justamente lo que plantea un estudio publicado en el Journal of Social Issues por las investigadoras Elissa Epel, Bruce McEwen y Jeannette Ickovics.

Este documento propone que no todo estrés es dañino. Bajo ciertas condiciones, el estrés puede activar mecanismos fisiológicos que fortalecen nuestra salud y resiliencia. A esto lo llaman «prosperidad física» (es mi mejor traducción para el concepto original que es Physical Thriving, así que espero se entienda! )


¿Qué sería la prosperidad física?

La prosperidad física no se trata simplemente de no estar enfermos. Es un concepto que engloba todos aquellos cambios fisiológicos que mejoran nuestra salud tras enfrentarnos a algún estresor. En otras palabras, sería como salir más fuertes de una experiencia difícil.

La clave está en cómo responde nuestro cuerpo. Si después del estrés quedamos con una mayor capacidad de adaptación y recuperación, estaríamos prosperando físicamente.


Estrés, hormonas y equilibrio

El cuerpo responde al estrés con un complejo sistema hormonal:

  • Las hormonas catabólicas como el cortisol movilizan energía y nos preparan para la acción, pero en exceso pueden dañar tejidos y debilitar el sistema inmune.
  • Las hormonas anabólicas como la hormona del crecimiento, IGF-1, insulina y estrógenos/testosterona, promueven la reparación, regeneración y bienestar general.

Cuando predomina un equilibrio a favor de las hormonas anabólicas, hablamos de un índice de crecimiento positivo, indicador de salud y recuperación.


El rol de la alostasis

La alostasis es la capacidad del cuerpo para adaptarse a los cambios del entorno. Un sistema alostático saludable responde con flexibilidad: se activa ante un desafío y luego regresa al equilibrio. Sin embargo cuando el estrés es crónico o mal gestionado, se produce una carga alostática, es decir, un desgaste fisiológico que nos hace más vulnerables a enfermedades.


Las tres condiciones para prosperar físicamente

Los autores de este estudio identifican tres factores clave que favorecen esta prosperidad:

1. Estrés agudo, no crónico

El estrés crónico, debido a esta exposición prolongada al cortisol que produce, daña los sistemas de recuperación del cuerpo y evita el crecimiento. En contraste, el estrés agudo e intermitente puede temporalmente mejorar la inmunidad permitiendo que el cuerpo se recupere entre desafíos, lo que puede ser beneficioso.

2. Toughening-up (endurecimiento)

Lo que dice este estudio es que la exposición a estresores manejables puede condicionar nuestros sistemas de respuesta al estrés, haciéndonos de alguna forma, más resistentes a futuros desafíos. Se observó incluso en estudios con animales, donde ratas expuestas a niveles de estrés leve vivieron un 18% más que las que no lo enfrentaron.

3. Relajación efectiva

No basta con enfrentar desafíos; también necesitamos momentos reales de descanso. Técnicas como la meditación pueden bajar los niveles de cortisol y potenciar las hormonas anabólicas, permitiendo que prevalezcan las funciones restauradoras.

En el fondo comprender que tanto la excitación positiva (afrontar desafíos) como la relajación, son necesarias para adaptarnos a nuestro entorno cambiante.


🧠 La mente como mediadora

La forma en que percibimos el estrés determina cómo responde el cuerpo:

  • Si lo vemos como amenaza, genera angustia y respuestas perjudiciales.
  • Si lo vemos como desafío, activa recursos de afrontamiento, mejora el rendimiento y favorece respuestas saludables a ese desafío.

Tener una sensación de control sobre nuestro entorno, una buena autoestima, y acceso a recursos también influye directamente en nuestra fisiología. Incluso el estatus social puede afectar la proporción de hormonas protectoras que producimos (ya que, a menudo, las personas con más recursos económicos experimentan menos estrés crónico).

Experimento


En un experimento con 24 mujeres entre 50 y 71 años, se midió la respuesta del cortisol ante estresores repetidos en laboratorio, junto con su auto‑información sobre crecimiento personal tras experiencias traumáticas.

Se encontró que aquellas que reportaban haber crecido psicológicamente tras el trauma, mostraban una habituación más rápida del cortisol ante nuevos estresores.

Este patrón hormonal de —rápida recuperación y moderación de la respuesta— se asocia a una mejor salud física y resiliencia general.

Una analogía para entenderlo mejor

Imagina que tu cuerpo es como un músico que afina su guitarra. La exposición ocasional a estresores es como las cuerdas de la guitarra que se tensan para producir notas. Si las cuerdas están bajo tensión constante y excesiva (estrés crónico), éstas pueden romperse o desafinarse (carga alostática y enfermedad). En cambio, si la tensión es intermitente y manejable, y el músico permite momentos de relajación y ajuste de las clavijas con atención (toughening-up y relajación), las cuerdas se vuelven más resistentes y la guitarra producirá un sonido que será más fuerte, claro y armonioso (prosperidad física y salud mejorada).

Entonces, la forma en que el músico percibe y responde a la necesidad de tensar las cuerdas (evaluación cognitiva como amenaza o desafío) determinará si el instrumento se daña o se perfecciona.

Así funciona nuestro cuerpo ante el estrés: bien gestionado, «el estrés puede afinarnos y no rompernos».


💡 Conclusión

Este estudio nos invita a replantear nuestra relación con el estrés. No todo estrés es dañino; de hecho, cuando lo percibimos como un desafío manejable, y cultivamos herramientas de recuperación como la relajación, podemos salir fortalecidos física y emocionalmente. La clave por tanto, no es evitar el estrés por completo, sino aprender a responder a éste de maneras que promuevan el crecimiento y el bienestar.

Cuando estés estresada(o), intenta:

  • Replantearlo: y pasar de «esto es mucha presión» a «esto es crecimiento».
  • Decatastrofizar: y pasar de «esto es difícil» a «pero no es permanente».

Puede que esto no resuelva las causas de nuestro estrés, pero puede darnos la mentalidad para abordarlo mejor.

Métodos para ayudarte a replantear el estrés:

Puede que replantear sirva, sin embargo, a veces algunos tipos de estrés necesitan un “Restart o reinicio práctico”. Para poner esto en práctica puedes probar lo siguiente:

  • Respiración en “bloques”: 4 segundos de inhalación, 4 segundos de retener el aire, 4 segundos de exhalación, 4 segundos de retención y así sucesivamente.
  • 10 minutos de paseo por un lugar bonito.
  • 5 minutos conscientes (y ojalá con temporizador) para escribir todo lo que te preocupa, para así de alguna manera «liberar esas preocupaciones» de tu disco duro mental.
  • Meditación (hay muchos recurso en Youtube y Spotify).
  • Buscar ayuda con una terapeuta/psicóloga(o) o con una Coach de Salud y Bienestar.

Por último, piensa en el estrés manejable como un entrenamiento para tu cuerpo y tu mente. Cada vez que te enfrentas a un desafío y logras superarlo, no solo desarrollas habilidades, sino que también fortaleces tus sistemas internos, preparándote para futuros desafíos como un atleta que entrena para una competición. Tu cuerpo aprende a responder de manera más eficiente, permitiéndote no solo sobrevivir, sino prosperar.

✨ Al reinterpretar el estrés como una oportunidad de crecimiento personal y desarrollo, puedes transformar una experiencia potencialmente dañina en un motor poderoso para tu bienestar.

📖 Referencia: Epel et al., Journal of Social Issues, 2010.

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